sábado, 22 de diciembre de 2012

Un huella que se borra

Allí está él, sólo, y justo delante una travesía de nieve helada. Veinte eternos metros de puro cristal con un pequeño resalte rocoso a la mitad, y debajo, un corto tobogán suficiente para no poder auto detenerse, y entonces, con la velocidad coger impulso y despegarse de la pared vertical en el que termina hasta que le pare un mullido "túmulo" de nieve unas decenas de metros más abajo que por fin cumplirá su función.
Más allá de la media ladera asoma la cima, brillante, y de la que de vez en cuando el viento arranca una cortina de nieve polvo. Sus ojos se vuelven a posar en la media ladera, en la roca a diez pasos de él, en el reflejo del sol en el hielo. La única huella que ha visto hasta llegar a ese punto ha sido la que ha almacenado su cámara de fotos cada vez que miraba al valle para fotografiar el cada vez más pequeño balneario. Sólo, nadie por delante, nadie por detrás y sus huellas que poco a poco van desapareciendo por la acción del viento. Intenta poder distinguir algún rastro de vida tras él pero es inútil, el pronóstico meteorológico no era tan bueno y la mayoría han decidido no ir a la montaña. Seguramente la mejor opción, no haber salido la noche anterior, no tragarse tres horas de coche, dormir acurrucado en el asiento trasero y despertar con cinco grados bajo cero y un desayuno frío. Pero ganó la opción que más sensaciones conlleva y que más sentido le da a todo, su pasión. Y sólo, sin tener que consultar la hora de levantarse, cuando parar a descansar, elegir el objetivo y sobretodo poder decidir que ya está bien, que es suficiente. Pero ahora ante ese cristal no se pregunta porque ha optado por ir sólo, ni se arrepiente, ni tampoco piensa que es suficiente por hoy, sólo busca algo... una voz amiga, algo que le diga que va bien, que no pasa nada, algo que decida por él. La mejor opción, si no lo ve seguro, es darse la vuelta y volver a la comodidad del valle, sin la cima como otras veces, pero hoy es diferente. Aquel hielo refleja como un espejo, sus miedos, sus indecisiones... y debe tomar una decisión... él es hoy el único que puede tomarla. La respuesta está dando ese decisivo paso, por el delicado cristal o por la huella que se borra.
Knocking On Heaven's Door - Bob Dylan

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