lunes, 3 de diciembre de 2012

Una vez soñé escalar.

Son las siete y trece minutos de la mañana cuando suena el despertador. Esta vez, no sé si es por el catarro o por lo apasionante del sueño que estoy teniendo, los repetidos pitidos del despertador me resultan lejanos y por unos segundos mi mente vive entre el sueño y la impaciencia del reloj. Pero gana la impaciencia y eso que la ficción no estaba nada mal ¡Para una vez que estaba escalando! Si, si, es-ca-lan-do. Porque aquí lo extraño no es que la guerra la haya ganado mi despertador, ni tampoco que escalaba. Lo realmente paradójico, es que no recuerdo nunca haber soñado escalar… rectifico….no recuerdo nunca haber escalado soñando. Así que era mi primera vía a vista en el reino de Morfeo. Otro dato extraño del sueño, era que la escalada era en rocódromo y no en roca que es lo que prefiero, y lo que uno realmente se plantea cuando le mencionan la palabra escalar. Y para rematar, era una competición y estaba a punto de encadenar la vía de la final. En fin, que como cuando escalas con magnesio, notas la tensión de los brazos, y tu corazón se acelera por la posibilidad de encadenar, va, viene la impaciencia, en este caso con sonido de despertador, y te caes. Ahora me toca analizarlo. Veamos, escalo en rocódromo… será que llevo tiempo sin tocar roca. Es una competición…. deberé exigirme un poco más. La gente me anima….. no estoy sólo. El puñetero despertador me despierta y no encadeno… siempre buscando excusas. Conclusión: Tengo que escalar más.

1 comentario:

  1. Escribes muy bien ¿sabías? Pués claro, ya te lo he dicho otras veces. Muy bueno el blog Josu. Ya te mandaré cosas. Firmado: Pushkin desde los Alpes.

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